La madre más joven de la historia.


El 14 de mayo de 1939, se registró el caso de la madre más joven de la historia, quien fue Lina Medina a los 5 años.

A Lina Medina le creció tanto el vientre que su madre la llevó con chamanes. Ellos creían que tenía una culebra dentro. Se la habría metido Apu, un espíritu inca. La sometieron a diversos ritos. Hasta que desistieron porque su barriga seguía aumentando. Tiburcio Medina, su padre, la llevó al centro médico más cercano. Fueron 70 kilómetros de caminata desde Antacancha, un pobre poblado de Huancavelica, a la ciudad de Pisco. El doctor Gerardo Lozada la auscultó pensando que era un inmenso tumor.

«Es un bebé de ocho meses», terminó gritando el médico a Tiburcio. Llamó luego a la policía y encarcelaron al padre como único sospechoso. A los cinco años, siete meses y 21 días, Lina Medina se convirtió en madre. Era el 14 de mayo de 1939, día de la madre en el país. Y con, 2,7 kilos de peso y 48 centímetros de estatura, Gerardo Medina vino a este mundo.

Registra este hecho la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología. Su ficha médica indica que comenzó a menstruar a los dos años y ocho meses. A los tres meses tenía vello púbico. La ficha policial registra que su padre fue liberado y que nunca se conoció al culpable. En Antacancha creen que Gerardo nació «de la semilla del dios Sol».

En plena II Segunda Guerra Mundial, los cables de noticias interrumpían la información de batallas y acuerdos militares con la noticia del parto de Lina Medina. Su caso rápidamente pasó de ser un milagro de los Andes a ser un hecho vetado. Su vida se convirtió en un circo sin espectadores. La compañía estadounidense Seltzer les ofreció 1.000 dólares semanales. Pero el entonces presidente, Oscar R. Benavides, emitió una ley para tener la custodia de ambos, prometiéndoles una pensión vitalicia. Nunca cumplió.

Gerardo, el Hijo del Sol, el milagro, el «niño de la madre más joven de todos los tiempos», murió a los 40 años. Lina Medina ha permanecido escondida desde su niñez. Sin romper un silencio que ha mantenido por 67 años. Nunca se descubrió quién era el padre de Gerardo. El expediente por la violación de Lina se cerró por falta de pruebas.

Muchos años después, el doctor Juan Falen, endocrinólogo adscripto al Instituto de Salud del Niño, explicó este hecho a la agencia inglesa Reuter de la siguiente manera: “La pubertad precoz de Lina le desarrolló antes de tiempo los caracteres sexuales y la capacidad de reproducción, pero mental y cronológicamente continuó teniendo la misma edad. Por eso es que chicos como ella son a menudo víctimas de abusos sexuales”.

El 3 de septiembre de 2002, el diario digital colombiano El País publicó la siguiente nota en la red: “Seis décadas después, el Gobierno peruano busca ayudar a Lina, como para resarcir la letra muerta de una Ley de 1939 que le prometió una pensión vitalicia para ella y para su hijo. ´Aún estamos a tiempo de reparar el daño que le hizo el Estado condenándola a la miseria´, dijo el ginecólogo José Sandoval, quien fue a Antacancha, desempolvó la historia de Lina, la escribió en un libro y hasta acudió al Palacio de Gobierno para recordarles la deuda pendiente”.

Lina, quien se casó a la edad de 33 años y tuvo otro hijo en 1972, reside actualmente junto a su esposo Raúl Jurado en un miserable suburbio de Lima conocido por su alta peligrosidad como Pequeña Chicago. En la década de los años 80 del pasado siglo las autoridades locales derribaron con buldózeres su casa para construir por allí una autopista. No le pagaron ni un solo centavo de indemnización. Su primogénito Gerardo, por su parte, creció creyendo que Lina era su hermana. Hasta que, al cumplir 10 años, descubrió la verdad. Falleció de una rara enfermedad en la médula ósea en 1979. Pero no se ha establecido que su mal guarde relación con las extraordinarias circunstancias de su nacimiento en 1939.
Acosada por los periodistas, Lina, según su marido, “creció prudente e introvertida”. Su ostracismo de niña devenida madre fue consecuencia de una época en la que la virginidad era un contenido importante de la moral. "Llegaron a decir que Lina era otra Virgen María que concibió sin cometer pecado original por obra y gracia del Espíritu Santo. Todavía hoy en el pueblo de Antacancha creen que Gerardo fue hijo del Sol.

Así, Lina vivió desgarrada entre dos extremos, porque su caso pasó de ser un milagro a un tema prohibido. En otro siglo, seguro la hubieran quemado o convertido en santa a la fuerza, pues en su época por poco y la lucen en un circo", refirió en un libro el neuropsicólogo Artidoro Cáceres, quien descubrió que la historia clínica de la niña y una tesis universitaria elaborada en 1942 sobre su excepcional caso habían desaparecido.

Han transcurrido casi 70 años del parto de la madre más joven de la historia y todavía se desconoce quién fue la persona que la violó. "Para mí eso no es lo más importante -le dijo recientemente a un reportero del periódico nicaragüense El Nuevo Diario el ginecólogo José Sandoval-. Se trata, simplemente, de un accidente estadístico que hace extremadamente raro su caso de pubertad precoz. Y a eso súmele el hecho de una violación que la embarazó justo cuando la pequeña estaba ovulando".

- Redactor: N.

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