El éxito de Tetris se debe a nuestra inclinación psicológica a ordenar


El éxito del Tetris se debe a nuestra profunda inclinación psicológica a ordenar; y el juego genera un desorden continuo.



Desde que, en 1986, el Tetris irrumpiera con fuerza en el mundo de los videojuegos, el éxito no le ha abandonado. Ahora, en forma de aplicación para celulares o tabletas, además de para ordenadores, sigue iendo un juego totalmente adictivo. ¿Por qué? La BBC ha investigado este singular caso, de la mano del científico de la Universidad de Sheffield Tom Stafford. Un estudio que no deja de sorprender.

El Tetris es un juego de una estructura muy sencilla, que nada tiene que ver con los videojuegos de luchas, de laberintos enrevesados o de misterios sin resolver. Son formas geométricas que caen del cielo y que debemos ordenar a su caída. Nada más, tan simple como eso. Pero le comenzamos a añadir ingredientes: tiene una banda sonora pegadiza, que está basada en una canción folklótica rusa llamada Korobeiniki. Nada que ver, desde luego, con el Call of Duty o el World of Warcraft.

El Tetris es un juego enmarcado dentro de lo que podríamos llamar bloques o rompecabezas. Los que hemos jugado con entusiasmo a este juego, sabemos que al intentar dormir siguen cayendo bloques por nuestra mente. Y no es una anécdota, es el llamado Efecto Tetris, cuyo poder mental es tan fuerte que incluso algunos especialistas han sugerido utilizarlo para prevenir flashbacks en personas con trasntornos de estrés postraumático.

El escritor Jeffrey Goldsmith estaba tan obsesionado con el Tetris que escribió un famoso artículo preguntando si el creador del juego, Alexey Pajitnov, había inventado un "farmatrónico", es decir, un videojuego con el poder de una droga adictiva.

Edificio Tetris

El profesor de la Universidad de Sheffield que ha analizado el poder del Tetris afirma que su efecto adictivo tiene que ver directamente con una profunda inclinación psicológica por ordenar.

Otros juegos tienen el mismo fin, aunque no los identifiquemos de esa manera. Y uno, según el científico, es el billar. El primer jugador desordena todo, el resto se encarga de ir poniendo orden por turnos y colocar todas las bolas en los huecos.

En el Tetris el jugador va ordenando, pero el sistema le va enviando cada vez más desorden. Puede ser el ejemplo del ejercicio inútil, porque nunca acaba, pero paradójicamente, mantiene nuestra atención.

El efecto Zeigarnik es un fenómeno psicológico descubierto en los años 30: el científico del mismo nombre observaba cada día la impresionante memoria de un camarero para recorda órdenes. Pero sólo eran capaces de recordarla hasta que la comanda se servía en la mesa. A partir de ese momento, la olvidaban por completo, siendo incapaces de recordar lo que tan claro tenían cuando la estaban atendiendo.

Ahí surgió lo que se dio en llamar el efecto Zeigarnik: el sistema por el que una tarea incompleta se queda fijada en la memoria. Ese mismo efecto es el que explica el éxito de los juegos de preguntas. Es algo sin resolver que se queda en la cabeza, y a lo que debemos poner una solución.

El Tetris nos atrae tanto porque nos lanza tareas incompletas de manera contínua. Las vamos resolviendo por partes, llenando filas que desaparecen, pero el trabajo sigue generándose sin cesar.

Y la paradoja que finalmente nos envuelve es que mientras damos solución a una situación colocando el bloque se nos genera otra situación que resolver. Además, visualmente es sencillo, y nos introduce en una situación donde la acción es más rápida que el pensamiento, algo que definitivamente nos absorbe. Problema - Solución. Esa es la secuencia.

El efecto Zeigarnik habla de esto, pero no explica por qué ocurre. La razón más clara parece ser -y volvemos al ejemplo del camarero- quecuando encontramos la solución a una situación, nos enfocamos en otra, quitando la atención de la primera.


Tetris

En los juegos de preguntas, contestamos y se nos plantea una nueva. Es una secuencia de objetivos frustrados. El Tetris es algo más que eso, ya que crea una cadena ccontínua de objetivos frustrados que, por un momento, creemos haber solucionado, pero que enseguida cambia de solución a problema. En definitiva, el Tetris abusa de nuestra tendencia a querer solucionar cosas, conviertiéndola en obsesiva y adictiva. Y, en realidad, sabemos que es así, pero no por ello desaparece nuestra atracción hacia este, al mismo tiempo, simple y poderoso juego.

Fuente: Todo Celular

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