Astronautas hicieron crecer una rosa en el espacio sólo para ver si olía diferente


Astronautas hicieron crecer una rosa en el espacio sólo para ver si olía diferente. ¡Y así fue!. El olor resultó ser distinto.

El transbordador Discovery STS-95 fue lanzado al espacio en octubre de 1998 llevando a bordo, además de la tripulación habitual, una singular carga: dos capullos de la rosa “Overnight Scentsation” que viajaban en una cámara sellada. Cuando los capullos se abrieron comenzaron a propagar un aroma intenso completamente diferente al que hubieran emanado de haber florecido en la Tierra. ¿Resultado? Un nuevo perfume y un nuevo campo de investigación. 

¿Se imagina perfumarse cada día con una esencia procedente del espacio? La firma japonesa de cosméticos Shiseido tiene esa fragancia y el cómo llegó a conseguirla es toda una novela. En 1998, la NASA y una empresa de fragancias americana (IFF, International Flavors & Fragrances) desarrollaron un proyecto conjunto que consistió en enviar al espacio una flor para estudiar qué efectos ocasiona la gravedad en la producción de aromas. 

La variedad elegida fue Overnight Scentsation (sensación de medianoche), una rosa de pequeño tamaño pero de perfume muy intenso. Dos capullos fueron introducidos abordo de la lanzadera STS-95, enviada al espacio el 29 de octubre de i998. En la nave iban el español Pedro Duque, John Glenn, Steven Lindsey y la astronauta japonesa Chiaki Mukai, responsable del experimento. 

Según explica Tomiyuki Namba, director de investigación de perfumería en los laboratorios Shiseido: “El transbordador es muy pequeño, así que las rosas tenían que ir bien acondicionadas pero sin ocupar demasiado espacio. ¿El lugar idóneo? Una cámara sellada llamada Astroculture, patentada por IFF”. La cámara estaba preparada con la temperatura y humedad más adecuadas a las rosas y le proporcionarían los nutrientes necesarios durante los 10 días que durara el viaje. 

“Al partir, las rosas eran todavía capullos a fin de que florecieran en el espacio. Llegado este momento, se procedió a extraer la fragancia mediante una especie de jeringuilla que se llama SPME. Es un hilo de fibra de silicona impregnado de un líquido especial que capta, digámoslo así, el aire generado alrededor de la flor”, explica Namba. 

Mukai probó la fragancia y percibió que se trataba de un olor fresco y muy intenso, completamente diferente al que la rosa emite cuando florece en la tierra. En opinión de Namba: “La diferencia entre la fragancia de la rosa que se abre en el espacio y la que propaga cuando florece en la tierra es que ésta tiene un olor más verde y la del espacio tiene un olor más floral y delicado, no sé explicarlo de otra manera. 

Se sabe que la variación en el olor lo causa un cambio en la composición química de la fragancia, cambio ocasionado por la microgravedad. Si bien no se ha determinado de qué manera trabaja la microgravedad”. 

El experimento sirvió para iniciar un nuevo campo de investigación sobre la gravedad cero y su utilización para desarrollar productos químicos, sustancias farmacéuticas... Shiseido, por su parte, investiga ahora el estrés y su cura centrándose en la tensión que se vive en la estación espacial, donde la tripulación convive en un espacio reducido durante largo tiempo. 

Su objetivo es aplicar los descubrimientos en productos que reduzcan el estrés en la Tierra. El paso siguiente fue sintetizar el nuevo olor y reproducirlo en el laboratorio. El experimento estuvo subvencionado por la NASA e IFF. Pero fue Shiseido la empresa que adquirió en exclusiva los derechos para usar dicha fragancia que ha incorporado a dos de sus productos. 

Primero al perfume Zen (arriba izda.) lanzado en 2000. En él unieron la fragancia del espacio con olores tradicionales japoneses simbolizando la unión de dos siglos. Más recientemente lo han usado en la creación de la crema de tratamiento facial Future Solution junto con la flor de loto blanco, símbolo de inmortalidad y resurrección. 

“¿Que cuánto nos costaron esos derechos? Eso es secreto”, sonríe Namba haciendo gala de la característica discreción japonesa, “sólo puedo decirle que las ventas de Zen han amortizado con creces ese desembolso”.

Fuente: El Mundo

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