Al igual que sucede con el bostezo, ver a otra persona rascarse nos induce a rascarnos a nosotros mismos


Al igual que sucede con el bostezo, ver a otra persona rascarse nos induce a rascarnos a nosotros mismos.


Hallan la parte del cerebro que copia los movimientos observados en otros.


¿Al ver esta fotografía se te antoja rascarte? Seguramente sí, así lo confirma un nuevo estudio realizado en el Reino Unido.

La investigación realizada por la Universidad de Hull identificó las partes del cerebro relacionadas con la sensación de comezón y el deseo de rascarse cuando se ve a otra persona haciéndolo.

Para llegar a esta conclusión, 33 voluntarios vieron videos de 20 segundos de otra persona, rascándose o tocándose una parte de su cuerpo.

Finalmente, notaron que el 64% de las personas tenían las misma ganas de rascarse cuando veían escenas de comezón.

En otra prueba, a 18 participantes se les colocó un escáner de resonancia magnética mientras veían los videos de comezón. Esto permitió que los científicos observaran su actividad cerebral mientras observaban a la gente frotándose.

El escáner halló las áreas del cerebro donde existen “neuronas espejo”, que pueden facilitar el copiado de los movimientos observados en otras personas.

Pero, sorprendentemente, cuando los participantes completaron los cuestionarios de empatía, las personas con niveles más altos de la picazón contagiosa no tenían las puntuaciones más altas de empatía.

El investigador Henning Holle de la Universidad de Hull, asegura que podría ser una ventaja para alejarse de otra persona que se rasca.

Es posible que la ínsula, una parte del lóbulo inferior del cerebro, comparte la desagradablesensación de comezón en lugar de sentimientos de empatía para rascarse, aseguró el investigador.

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