La Cueva de los Cristales de Naica, México


Escondida a 300 metros bajo la tierra se encuentra La Cueva de los Cristales de Naica, México, dónde se pueden apreciar grandes cantidades de cristales de hasta 11 metros de largo.

¿Paisaje lunar?¿Quizás marciano?¿O más propio de algún satélite de Júpiter cómo Europa o Calisto? Pues va a ser que no hay que ir tan lejos para encontrar un lugar tan peculiar como éste. Tan solo tenemos que viajar a la serranía de Naica, al sur de la ciudad de Chihuahua, en México, una vez allí bajar hacia el interior de la tierra unos 300 metros y, con un poco de suerte, mantenerse vivo durante unos minutos para poder contemplar esta belleza, ya que las elevadas temperaturas de más de 50 grados y la brutal humedad convierten la gruta en un lugar poco apto para ir de picnic.

Escondida, a 300 metros bajo la tierra, La Cueva de los Cristales de NAICA ha esperando hasta ahora para mostrarnos su gran belleza. Una gran geoda de paredes rojas, un útero natural lleno de cristales de selenita, ó “piedra de la luna” llamada así por su color, brillo y transparencia. Tranquila y silenciosa, esta maternidad de piedra acogió lentamente el crecimiento de sus cristales al arrullo del agua, el calor, la oscuridad y el silencio durante más de un millón de años.



Nos cautivan su belleza, sus dimensiones, su historia; descubrimos un sitio en el que la apariencia de hielo contrasta con un calor que mata; un ambiente ajeno, no humano, que nos atrapa y nos lleva a recuperar nuestra capacidad de contemplación y admiración por la naturaleza.

Sus cristales, espejos de múltiples facetas e imágenes, nos llevan por diversos caminos: el del conocimiento y la ciencia, para comprender cómo y cuándo pudo crearse esta obra de la naturaleza; el del desarrollo tecnológico, para poner a prueba nuestra capacidad de reto para sobrevivir en su interior y poder registrar en imágenes su gran belleza; el del arte, para poder compartir este patrimonio a través de las expresiones de hombres y mujeres sensibles a la belleza y la armonía, y el de la filosofía y la mística, por la magia y paz que nos comunica.



-La cueva de los cristales.-

Uno de los descubrimientos geológicos más espectaculares en el mundo, fue el de la Cueva de los Cristales Gigantes, con cristales de selenita de dimensiones nunca antes vistas. La mayoría mide seis metros de longitud y algunos llegan a los once metros. La temperatura a esa profundidad es de entre 45º y 50º C. y el porcentaje de humedad de entre 90 y 100%, lo que impide que el ser humano sobreviva por más de dos horas en ella.


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-Cueva de las espadas.-

Se sabe de la existencia de esta cueva hace 100 años. Sus cristales semejan espadas de hasta 2 metros de largo. Es la menos profunda, lo que la hace más accesible. Sus cristales son complejos ya que contienen formas biogénicas, fosilizadas por minerales de los cuales hay múltiples depósitos. Asimismo, parece que hay restos de polen en los cristales y, probablemente, material biológico útil para el estudio del ADN.

-El ojo de la reina.-

Los hermanos Delgado encontraron esta cueva en el año 2000. Una burbuja obscura dentro de la cueva, que brilló como un diamante al tener contacto con la luz, los inspiraron para que la nombraran la cueva “Ojo de la Reina”. Es una cueva con una alta temperatura y humedad dentro de la geoda, que presenta procesos de condensación, provocan la formación de calcita en la superficie.

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-Cueva de las velas.-


La más grande de las cuevas, la Cueva de las Velas, se distingue por contener multiplicidad de espelothemas (formaciones parecidas a la escarcha en climas fríos extremos), formados en los últimos 20 años y que la distingue como la única en el mundo con estas formaciones que, sin embargo, corren el riesgo de perderse por el enfriamiento de sus paredes. La cueva se caracteriza por el color perlado opalescente de sus cristales.










¿No os recuerda ningún lugar esta cueva?



Fuente: Planeta Mágico

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